Marta Nercellas, abogada de la DAIA por la causa AMIA:

“La Oficina Anticorrupción se dedicó más a investigar a los investigadores que a los terroristas”

En un espacio de entrevistas a personalidades del que dispone la Escuela de Periodismo TEA, al que fuera invitada la doctora Marta Nercellas, la abogada de la DAIA en la causa AMIA -y quien defendiera al doctor Rubén Beraja- se explayó con suma calma acerca de temas de los que no suele hablar habitualmente. Nercellas, probablemente, se despachó a gusto, pensando que los micrófonos de los medios no llegarían hasta ese recinto para jóvenes estudiantes. Nueva Sión presenta en exclusiva un extracto de la desgrabación del diálogo sostenido entre la abogada de la DAIA y los alumnos de TEA; la devolución que de este texto hicieran nuestros compañeros Gabriel Levinas y Juan Salinas, y, para mostrar las diferentes versiones de cómo se obtuvieron las declaraciones del testigo “C” -a las que Nercellas hace referencia-, el extracto del documento de la Oficina Anticorrupción en el que se menciona cómo fueron tomados esos testimonios por el aún juez Juan José Galeano

Por Pablo Pejlatowicz

Más allá del fallo que absolvió a todos los imputados, que fue desalentador porque dejó a la causa sin ningún responsable. Si ellos no eran culpables, ¿por qué tenían que pagar la culpa?

No coincido con su conclusión de que ellos no eran culpables. Nosotros acusamos con elementos que consideramos absolutamente válidos para esa acusación que no fueron contestados por los abogados defensores.
El Tribunal entendió que era nulo el acto mismo en el que se ordenaba investigar a los imputados.
Nosotros armamos la prueba con elementos objetivos, elementos que fueron ventilados durante el juicio oral, que en ningún paso fueron contestados por los abogados defensores que se limitaron a denunciar a los investigadores, a correr el ojo de los imputados a los investigadores; pero nunca pudieron contestar a los elementos de cargo. A pesar del fallo, sigo sosteniendo que esta gente era la responsable del hecho por el cual la imputábamos: que era haberle entregado el arma homicida a los terroristas, es decir, la camioneta en la que se armó el coche bomba. Por eso vamos a presentar un recurso de casación esperando que se dé vuelta la resolución de este Tribunal, que consideramos absolutamente arbitraria.

¿Qué opina de la hipótesis que Walter Goobar escribió en “El tercer atentado”, cuando afirma que Menem nunca siguió la investigación porque había posibilidad de un tercer atentado por las deficiencias en la seguridad?

Independientemente que en ese libro aparecen muchas afirmaciones no ciertas, o por lo menos, no acreditadas por la investigación, y en algunos casos contradichas, sí es cierto que desde el inicio, el canciller Di Tella -cuando empezaron a aparecer los indicios claros en relación a Irán- nos dijo que no teníamos -por la Argentina- una estructura de defensa lo suficientemente importante como para culpar a ese país del atentado.
Razones económicas -dijo Di Tella-, recordemos que Irán incrementa el comercio exterior con Argentina después del atentado, como razones de seguridad impedían que se llegara a los autores intelectuales del mismo. En ese momento el Ministro del Interior era Ruckauf, pero cuando asume Corach, él comienza a decirnos que hechos de esta naturaleza no pueden develarse, que estábamos gastando energía, que íbamos a pagar un costo político grueso por el fracaso de la investigación, que en realidad no deberíamos apoyar la investigación. Nos lo dijo varias veces, incluso me lo dijo personalmente, y evidentemente el costo político lo estamos pagando, así que sabía de qué estaba hablando. Sin embargo creo que a la extorsión no debe cederse. Francia y Alemania negociaron con Irán, a principios del ´90, cuando fueron víctimas de muchos atentados, y si bien culparon a los autores directos del atentado, pararon la investigación en determinada jerarquía de funcionarios políticos, justamente para evitar que esto siguiera sucediendo en su territorio.

Cuando Galeano fue a entrevistar al testigo “C”, tengo entendido que usted fue con él, y se hizo una traducción al farsí. El testigo “C” era miembro del servicio de inteligencia iraní en Europa, sabía otros idiomas como francés y alemán, y se terminó traduciendo al inglés. ¿Por qué usted no actuó para evitar esa incomprensión de las declaraciones en farsí?

El testigo “C”, que hoy podemos decir su nombre, Abolghasem Mesbahi, es un desertor de la inteligencia iraní, que es introducido a la causa -y por eso mi presencia en su segunda y tercera declaración- por las manifestaciones justamente de la entidad a la que represento, porque quien nos avisa que existe esta persona y que había colaborado en la investigación de los atentados de Alemania fue la comunidad judía alemana.
Uno de ellos fue el atentado de Mykonos, el más importante, donde se produjo la matanza de disidentes iraníes. La comunidad judía alemana avisa a la DAIA. Somos nosotros los que juntamos los datos y los alcanzamos a la investigación para ver si era posible que el juez interrogara a este testigo.
En la primera declaración yo no concurro. El juez (Galeano) concurre con los fiscales, es en Alemania. El testigo “C” relata cómo se armó la matriz del atentado. Casi todos los elementos que él aporta en aquel momento fueron corroborados por prueba independiente. Cuenta cómo se armaban los atentados de Irán en países lejanos -incluso, él intervino en alguna de estas organizaciones-.
Es decir, era un funcionario importante dentro de la inteligencia iraní. Aportó datos que, de otra forma, hubiera sido muy difícil reconstruir. Dijo en esa declaración, en la que yo no estuve presente, que tenía algún dato que involucraría a algún funcionario importante pero que por razones políticas no podía decir en ese momento. Lo dijo como al pasar.
Cuando se le trató de repreguntar, el servicio secreto de Alemania -que lo tenía bajo custodia y estaba presente en la declaración- impidió que se le repreguntara. Dijo que el testigo era voluntario y solamente contestaba las preguntas que él quería contestar y que no había forma de obtener otras respuestas. Tiempo después, en el año 2000, el propio testigo pide ampliar su declaración.
En ese momento Alemania lo lleva a México para que declare allí. Nunca supimos por qué Alemania no quiso que fuera interrogado en su propio territorio. Ahí sí, yo concurro a esta declaración y el testigo primero declara en farsí, llevamos un traductor de farsí.
Después de hablar varias veces con el traductor, después de casi un día de traducción, el testigo manifiesta que el traductor de farsí no tenía el suficiente nivel cultural para interpretarlo. Nos lo dice en ese mismo acto y manifiesta que sabe perfectamente inglés, motivo por el cual se convocaron traductores de inglés y se leyó lo que había declarado hasta ese momento, en inglés y luego la traducción en castellano.
El estuvo de acuerdo con esa traducción y luego continuó su declaración en inglés. En esta declaración manifiesta que un enviado del Presidente Menem había ido a requerir a los funcionarios de Irán diez millones de dólares para que no se culpara a Irán en relación a la organización del atentado. Y allí dijo que ese dinero había sido pagado desde una cuenta que Irán tenía en Suiza, identificó al banco con algunas aproximaciones porque no recordaba su nombre.
Cuando hace esta manifestación, nosotros pedimos a Buenos Aires las fotos de la totalidad del entorno de Menem que respondía a la descripción que nos había dado el testigo para ver si podía hacer el reconocimiento. Y vienen las autoridades del servicio secreto alemán al día siguiente, cuando nos estaban enviando las fotos, nos manifiestan que “C” había tenido un problema de salud, es un diabético grave, y ya no pudimos verlo. De la internación se fue directamente a Alemania. Empezamos a tomar todas las medidas para constatar si esto era cierto o no, si se podía localizar la cuenta o no. En relación a todos los demás datos que dio, encontrábamos elementos claros de certificación. En relación a esto, no sabemos si fue porque la SIDE no quería ayudarnos en la investigación o porque no existían, no encontramos datos que lo corroboraran. Nosotros no investigamos, el juez tampoco. Investigan las fuerzas de seguridad y la Secretaría de Inteligencia. Nosotros sólo valoramos las pruebas o datos que ellos nos traen. Si dicen que no se encuentran, no sabemos qué es verdad o mentira.
Posteriormente, la SIDE viaja a Alemania 15 días antes de que nosotros llegáramos para la tercer declaración y, milagrosamente, el mismo personaje del que hablábamos que hoy se encuentra al frente de la SIDE, consigue una nueva declaración del testigo, sin que lo sepa el juez y sin que nosotros supiéramos que él había viajado, en donde el testigo se desdice. “C” dice que él no dijo eso, que había sido malinterpretado, que su vida había sido puesta en peligro a causa de esta mal interpretación. Incluso había muerto su informante en Irán, que aparece como muerto pero en realidad lo habían matado. Cuando llegamos a Alemania ya había un clima muy espeso, muy complicado. Termina con el pedido del juez alemán de que no siguiéramos asistiendo a las audiencias, incluso en donde el testigo “C” manifiesta que él nunca dijo eso, que fue una mala traducción, que él lo que dijo es que alguien que dijo ser del entorno de Menem, pero que nunca lo pudieron probar, había hecho esta solicitud, pero que tampoco sabe si Irán le pagó.
Después nos enteramos que aparece en manos del entonces secretario de inteligencia una carta del testigo “C” donde vuelve a reiterar que se había mentido en cuanto a sus declaraciones, que él nunca había acusado al ex presidente Menem. Lo cierto es que en el juicio oral, que se pide una tele conferencia, una nueva declaración para que todas las partes pudieran interrogar al testigo, nosotros no supimos que la Secretaría de Inteligencia, con el consentimiento del tribunal, había enviado a Alemania nuevamente a Jaime Stiusso, que estaba detrás de cámaras cuando se hizo la videoconferencia y, qué casualidad, el testigo repitió las mismas frases que Stiusso había dicho en su declaración testimonial.

Pero el juez alemán lo expulsó a Galeano de las entrevistas porque se habían filtrado declaraciones de “C” a la prensa. Además, las declaraciones del 2000 habían sido en farsí y es una forma muy difícil de encontrar que alguien que estuvo hasta el ´89 declare que Menem en persona tenía tal cuenta o tal otra.

Estuvo en Irán hasta el ´93, no el ´89. Se escapa a Alemania a fines del ´93. Después de esta reunión de agosto del ´93 todavía estaba en Irán.

Termina de ser jefe de inteligencia en Europa en el ´89

En Europa sí, pero no en Irán. Vuelve a Irán hasta fines del ´93. Estuvo hasta el ´89 en Europa, incluso en Francia y Alemania. Los datos que él da… yo no sé si son ciertos o no. No le puedo decir cuándo mintió el testigo “C”. Lo que digo es que la casual intervención de la Secretaría de Inteligencia, sin aviso al juez, es justamente anterior al cambio de la declaración del testigo “C”. No estoy diciendo en cuál de los dos momentos no dijo lo ajustado. Lo cierto es que no pudo ser mala la traducción porque fue en farsí y en inglés, y él entendió perfectamente y ratificó en ambos idiomas lo que había manifestado en relación a Menem en la ciudad de México.

La Oficina de Anticorrupción dice que no fue así

La Oficina de Anticorrupción (OA) dice muchas cosas que no fueron y que en la causa están comprobadas que fueron. Lamentablemente, en esta causa la OA se ha dedicado bastante más a investigar a los investigadores que a los terroristas de carne y hueso. Hay pocos datos aportados, no por la OA sino por la Unidad Especial. Morín no tiene nada que ver en esto, sino la Unidad Especial (UE). En general, la UE no ha hecho líneas de orientación dentro de la causa. No ha empujado, no ha colaborado con la investigación hasta el presente, esperemos que en el futuro lo haga.

Después del atentado, ¿se puede volver a empezar la investigación y obtener buenos resultados?

Creo que sí, porque la cantidad de elementos e indicios que hay en la causa son lo suficientemente importantes para que podamos reconstruir lo sucedido. Tanto la mecánica del hecho como en quiénes fueron sus autores intelectuales y materiales, hay elementos suficientes que pueden volverse a analizar a los efectos de determinar si son válidos o no y profundizar alguna de las líneas investigativas.
La famosa llamada pista siria que es un personaje, Kanoore Edul, y otro, Haddad, se encuentra aún abierta. Y se encuentra abierta porque la DAIA, y no el Ministerio Público, no el juzgado, y no las personas que hoy denuncian la pista siria como una nueva pista aparecida espontáneamente, apeló el sobreseimiento que se había dictado respecto de estas personas.

¿Encuentra alguna relación entre el atentado a la AMIA y la muerte de Carlos Menem Jr.?

No conozco el expediente de Carlos Menem Jr., motivo por el cual no sé si realmente fue un atentado o si fue cualquier otra cosa. Sí hubo una relación directa entre la Embajada y la AMIA. No cabe ninguna duda que fue el mismo el lugar de decisión y que fueron los mismos los personajes que actuaron como autores intelectuales. Puede haber una diferencia en cuanto a la logística, en cuanto a la forma de realización del atentado. Pero no en las causas y en la determinación ideológica, religioso-política o como la quieran llamar.

¿Usted piensa que si hubieran sacado al juez Galeano antes, la causa hubiera llegado a otro resultado?

Creo que Galeano cometió muchos errores. Pero reitero, las disposiciones de nuestro país son muy claras en cuanto a quién hace la investigación. La investigación no la hace el juez, no la hacen los fiscales, la hacen las fuerzas de seguridad. Las investigaciones de delitos complejos como éste las hace la Secretaría de Inteligencia. Es decir, que si cambiábamos a Galeano el mismo día del atentado, creo que el resultado con el que hoy nos encontraríamos sería el mismo o tal vez peor. Porque quienes realmente traicionaron los objetivos para los que fueron puestos en ese lugar fueron los investigadores más que el juez. Aunque reconozco que el juez fue funcional a los errores cometidos por las fuerzas de seguridad. Fue funcional cuando conoce -al menos- el pago y no lo pone de manifiesto, cuando no hace algunas cosas que debió haber hecho.

¿Por qué sostienen la teoría de la Trafic cuando testigos visuales, el 90%, dicen que no la vieron?

Treinta y pico de personas murieron con pedazos de Trafic adentro de su cuerpo. Una de esas personas tenía un amortiguador que ingresó por su axila y asomó por su cuello. Todos esos pedacitos de metal y mecánicos correspondían a esa camioneta Trafic que tenemos identificada. Las pericias determinaron la existencia de la camioneta, el lugar de la explosión, el hueco en la vereda de la AMIA. Esta agujero no solo fue visto por los investigadores argentinos, por una gran cantidad de testigos independientes, sino también por los rescatistas israelíes. El motor de la camioneta es encontrado debajo de las ruinas al séptimo día. La explosión es una energía que actúa en 360 grados y que, por lo tanto, lo primero que desintegra es el contenedor del explosivo. Ese contenedor se convierte en la metralla primaria. Mucha de la gente muere no por la energía de la explosión, sino por la metralla primaria, que a su vez levanta en su recorrido otros proyectiles que son la llamada metralla secundaria.
Los autos que se encontraban estacionados en esa cuadra tienen metralla directa e indirecta que indican que la explosión fue fuera del edificio. Esto es lo que permitió que más de 13 pericias realizadas por distintos investigadores como los de la Universidad de Tucumán, Gendarmería, Policía, servicios colaterales extranjeros, todos coincidan en que lo que explotó fue un coche bomba.
Hay quienes se aferran a lo que dijeron los testigos, desechando toda la prueba objetiva. Habría que preguntarle a un psicólogo qué ocurre después de un hecho traumático como la explosión con los recuerdos inmediatos. Y tendríamos que preguntarle a los que se murieron, que son los que tuvieron cerca la camioneta. Los que pudieron ver la camioneta, seguro que son los testigos muertos. Pero hay pruebas objetivas, nosotros no pudimos poner, los investigadores no pudieron poner en treinta y pico de cuerpos pedazos de camioneta que, además, habían sufrido antes una explosión. Porque estos pedazos fueron analizados y algunos tenían rastros del explosivo y otros correspondían en las quebraduras y roturas con otros pedazos. Esto fue realizado y acreditado por investigadores absolutamente independientes que no tenían nada que ver ni con el juez, ni con los militares, ni con nosotros. Solamente la postura interesada es la que hoy sostiene que la camioneta no existió. El fallo, que yo hoy critico, aclara que la camioneta existió y a Telleldín lo está absolviendo no porque no tuvo la camioneta que estalló en la AMIA sino porque cree que no se pudo acreditar su conocimiento de que iba a ser utilizado en el atentado.

Hay periodistas que no son de la SIDE e investigaron. ¿Qué piensa de las investigaciones de periodistas como Lanata o Salinas?

Lanata vino a declarar al juicio con sus características de personalidad habitual. En lugar de una testimonial pensó que estaba en un show periodístico en donde él desplegaba su histrionismo en lugar de contestar las preguntas. Tuvo que reconocer en esa declaración testimonial que él le llevó al juez una bolsa llena de pedazos de camionetas. Para acreditar que los escombros de la AMIA que estaban en la Ciudad Universitaria no estaban siendo custodiados, Lanata entrega una bolsa de escombros en el juzgado. Le pregunté qué había en esa bolsa. Casualmente, eran pedazos de camioneta. Un libro que se sacó al poco tiempo de ocurrido el atentado, que lo que tiene es una investigación testimonial, carece de prueba pericial, carece de elementos serios. Un atentado no es algo que se investiga preguntándole a los testigos sobre lo que vieron. Requiere conocimientos más científicos que los que tiene Lanata. Luego prefirió defender su libro a aceptar la realidad. No puede contestar porque hoy sigue sosteniendo que la camioneta no existe. Y tampoco lo va a poder contestar después que salgan los fundamentos del fallo en donde va a aparecer todo el cuerpo de la camioneta metido en el mismo.
En relación a Salinas, la situación es bastante diferente. Salinas fue empleado de AMIA, trabajó para AMIA. Defendió durante todo ese tiempo la teoría que hoy llama versión oficial. Cuando fue despedido, por motivos que desconozco porque no integro la AMIA, empezó a cambiar su versión y se convirtió en un detractor de la investigación y de las instituciones, institución a la que permaneció durante varios años. Los motivos que impulsan a Salinas no los sé, pero sí sé que no son la verdad.

¿Y la situación de Levinas que fue investigador por DAIA? Determinó que hay testigos que hubieran sido pisados por la Trafic si hubiera existido.

Levinas no fue investigador de la DAIA. Fue contratado por la DAIA para informatizar la causa. Luego se descubrió que de informática poco sabía, motivo por el cual fue echado por la DAIA. Porque no podía cumplir la función para la cual había sido contratado. Nunca fue contratado como investigador. No lo fue porque la DAIA entiende que no tiene capacidad para investigar. No está dentro de nuestros derechos investigar, no podemos hacer una investigación paralela. Lo que podemos ser es querellantes en la causa. Podemos solicitarle al juez, a las instituciones judiciales, que hagan tal o cual prueba, apelar cuando no estamos de acuerdo. Podemos presentar nuestros requerimientos ante la justicia pero no podemos investigar. No tenemos capacidad y Levinas tampoco tiene capacidad para investigar, motivo por el cual, mal podía haber sido contratado como investigador.

¿Por qué se opuso a que se abran los archivos de la SIDE y que se interrogue a sus miembros?

Esa es otra mentira periodística. No me opuse a que se abran los archivos de la SIDE.
Lo que manifesté es que no podía ponerse en crisis esta investigación o la seguridad nacional por abrir los archivos. Que se abrieran los archivos que tenían que ver con las personas que estaban sometidas a juicio. Pero que no se pusiera en riesgo todas las investigaciones que se estaban realizando en relación a todo lo demás que era mucho más que lo que estaba en el juicio. Están las transcripciones de mi oposición en el debate oral.

¿Cuál es el papel del Mossad?

Lo que sé del Mossad es que cuando se autoriza el ingreso de los rescatistas israelíes después de haberse cometido el atentado, llegan antes de las 48 horas de cometido, vienen junto con ellos algunas personas del Mossad. Orientan a la Policía argentina y a la Secretaría de Inteligencia respecto de los primeros pasos que deben darse en una investigación de esta naturaleza porque acá se carecía de experiencia ya que la Embajada no había sido investigada. Actuaron en este primer momento, explicaron las pericias que debían realizarse en forma inmediata, qué debía preservarse, cuál es el porcentaje de la camioneta que debía encontrarse si es que realmente había sido una camioneta. Después, desde que yo intervengo en el ´97, el Mossad no intervino más que para la confirmación de las pistas a nivel internacional que tenía la SIDE. No aportaron, no dieron, no ofrecieron, simplemente confirmaron. Pese a los múltiples requerimientos, que ni se contestaban, contestaron extraoficialmente que el Mossad no confiaba en la Secretaría de Inteligencia argentina motivo por el cual no le aportaba datos.

¿Piensa que el gobierno de Kirchner puede ayudar a cerrar el caso, teniendo en cuenta que está relacionado con Duhalde, el cual está considerado de la misma camada?

Todos los gobiernos, incluyendo el de Menem, nos manifestaba que era una cuestión de Estado. El compromiso verbal lo obtuvimos absolutamente de todos. El compromiso real, de ninguno. El primero que empezó a hacer algo en relación a que coincidiera sus palabras con sus hechos fue Kirchner. Cuando dijo que iba a abrir los archivos dio la orden concreta de abrirlos. Cuando dijo que iba a levantar el secreto de los funcionarios de la SIDE, lo hizo. Estas órdenes no fueron cumplidas. Los archivos fueron dogmáticamente abiertos, pero no realmente. Siguen estando en poder de los mismos funcionarios que durante diez años nos ocultaron lo que había en ellos. Y cuando nos muestran el índice de lo que tienen nos dicen lo mismo que tenemos en la causa. No aportan ningún elemento que desconozcamos. La orden del Presidente está siendo desobedecida. Se lo manifestamos a él y al anterior Ministro de Justicia, Gustavo Béliz, obteniendo como resultado la misma ineficiencia, la misma imposibilidad de avanzar sobre esos secretos.
Le avisamos que Jaime Stiusso, su jefe operativo, es la persona que obstaculizó, incluso hicimos denuncias concretas. Sin embargo sigue estando a cargo de la investigación. La escuchamos a Cristina de Kirchner decir que los magros resultados de esta investigación son culpa de la justicia, de los poderes del Estado, pero también de las instituciones de la comunidad judía. Decir que las víctimas son las responsables de investigar, que son responsables de los resultados, es nada más y nada menos que desconocer absolutamente a las instituciones de nuestro país. Desconocer quién debe de investigar y quién es el responsable.
El Estado debería investigar igual, no interesa cuánta oposición haya… no importa la postura que hubieran tomado las instituciones. Cristina de Kirchner vino al juicio de oficio, por el tribunal, ninguna de las partes la llamó. Vino por haber sido miembro de la Comisión Bicameral y dijo que los policías no tenían nada que ver, que ella había desconfiado desde el primer momento del juez Galeano.
Está documentado que, después que aparece el video de Galeano, firma el primer informe de la Comisión Bicameral. Este informe dice que “el atentado de la Embajada de Israel debe ser investigado por el doctor Galeano que ha probado acabadamente su eficiencia y su especialización en el tema, debe profundizarse la pista policial” y le agradece a Galeano y a los fiscales la dedicación que han tenido en la investigación. No se a qué tengo que atenerme, a lo que dijo en el ´97, lo que dijo en el 2002, o lo que dijo en el juicio.