Maimónides

Homenaje

El mejor homenaje que se puede rendir a Maimónides, en este espacio dedicado a su memoria, es ubicarlo dentro del contexto histórico donde desarrolló su obra y elaboró su pensamiento, esto nos permite comprender la verdadera grandeza y magnitud de su pensamiento y su obra. La figura de Maimónides luce con mayor esplendor con el paso del tiempo, en la medida en que puede advertirse cómo pudo trascender y sortear los límites históricos impuestos por su época. Algunos de los mejores rasgos del judaísmo han sido fruto de su notable sabiduría y conocimiento, que fueron los que le permitieron ver -críticamente- algunos de los graves problemas que aquejaban a las sociedades de la época y no sólo dentro del ámbito judío.

Por Alicia Benmergui

Definición de la genialidad

Hablar de un genio es hablar de alguien que como en el caso de Maimónides trascendió su tiempo, la mayor parte de su pensamiento, de los problemas que planteó y de las respuestas que halló tienen el valor de ser actuales y vigentes aun luego de los 800 años que han transcurrido. También hoy muchos de sus cuestionamientos siguen teniendo vigencia, su apelación a la razón, al rechazo del pensamiento mágico, a las supercherías astrológicas y a la creencia en la predestinación, continúan teniendo la osadía y la valentía de quien se atreve a desafiar tradiciones atávicas, fruto del miedo y la ignorancia que aun continúan padeciendo los individuos de nuestro tiempo. La lucha que libró durante su época estuvo destinada a preservar a los judíos de las trampas representadas por el oscurantismo subyacente en los excesos místicos de quienes confundían magia con religión o en el ritualismo cargado de gestos pero carente de contenido espiritual. Muchos de sus planteamientos todavía no han sido resueltos dentro del ámbito judaico, peor aun, se han incrementado, pero en algunos temas como las cuestiones referidas a la mujer o a la sexualidad, este sabio no pudo sortear las barreras impuestas por su tiempo y la influencia de la filosofía griega.
Figuras de la envergadura de Maimónides surgen en lugares muy particulares, en primer lugar en una familia de un elevado nivel cultural, profundamente religiosa, en una ciudad como la Córdoba, capital del Al Andaluz, que poseía una biblioteca de 800.000 vólumenes donde existía la valoración de todas las expresiones del conocimiento y de la filosofía griega en paraticular, donde eran habituales las reuniones de estudiosos, donde eran contertulios judíos, musulmanes y cristianos donde todo era discutido y debatido. Todos estos factores fueron extremadamente estimulantes para su joven inteligencia. Ese era el clima de la Andalucía creado durante el Califato del Omeya Abderramán III, en donde había nacido.

La suma del Judaísmo y del Islam: bases de la Cultura Occidental

Una confluencia de cultura, arte y ciencias que creó un espacio único en la Temprana Edad Media, donde toda la creatividad surgida en el Medio Oriente, en el cruce de civilizaciones de la India, Persia y China, y la suma de toda la sabiduría griega, revalorizadas por árabes y judíos, dieron lugar a ese momento histórico único que fue El Andaluz y de la que la que la cultura europea, la Cultura Occidental es tributaria, aunque a la soberbia Europa le disguste reconocer que los orígenes de su conocimiento se los debe a musulmanes y judíos..
La hermosa Córdoba era la capital del califato y tuvieron que abandonarla cuando solo tenía trece años, como consecuencia de la invasión de los feroces invasores almohades, provenientes del norte de Africa.
Un historiador inglés afirma que de no haber sido por la presencia judía ya sea como intermediarios o traductores, el aporte de los musulmanes no hubiera llegado nunca a ser conocido en el resto de Europa. Herederos de la ciencia hispano musulmana, los judíos la trasmitieron a la cristiandad occidental.
Maimónides fue el más grande de todos esos sabios hispano andaluces, la luz más fulgurante de toda una constelación de notables: José Ibn Míguez, o Ibn Migash, director de la famosa academia de estudios rabínicos de Lucena, Abraham bar Hiyya, astrónomo, matemático y filósofo, establecido en Barcelona que ejerció una notable tarea de difusión con la gran obra enciclopédica que realizó, escribiendo libros de matemáticas, astronomía, filosofía y teología.
Abraham Bar Ezra, que recorría gran parte de Europa enseñando la ciencia hispano-árabe a los sabios judíos y cristianos de las ciudades que recorría, entretanto escribía obras sobre exégesis bíblica, filosofía, matemáticas, y astronomía. Elaboró un libro sobre los fundamentos de las tablas astronómicas y también numerosos poemas. Ibn Gabirol, Yehuda Ha Levi, y numerosos notables talentos judeo andaluces cuyo número excede nuestra capacidad para nombrarlos a todos, contribuyeron junto a los sabios hispanoárabes, particularmente Averroes, a crear ese momento único en la historia europea.
Seguramente la obra de muchos de ellos dejó su huella en la mente de esa personalidad tan singular, pero ninguna tan fuerte ni tan poderosa como la filosofía de Aristóteles, que proveyó al joven genio de las herramientas necesarias que le permitieron llegar a concebir un pensamiento de un contenido profundamente racional, tan lúcido y vital que todavía actúa sobre nosotros, interrogándonos y cuestionando muchos de los supuestos sobre los que se basa nuestra existencia como individuos y judíos.

Fin del Al Andaluz, una Civilización Notable. La Huída.

Los Maimón, con la llegada de los almohades tuvieron que huir para salvar sus vidas, deambulando, buscando un lugar para poder vivir sin zozobras. Una peregrinación penosa que los llevó por distintos sitios hasta llegar a Fez, capital del reino almohade, pero sede de una de las mas importantes academias rabínicas pero antes de partir Maimónides escribió a los 16 años el ‘Tratado de Lógica’ para ejercitar la organización y expresión de su pensamiento, pues consideraba que hasta llegar al terreno de la metafísica era importantísimo poder manejar con solvencia los mejores instrumentos requeridos en el dominio de la reflexión y la meditación, tan necesarios para la especulación y abstracción filosóficas. También escribió una obra sobre astronomía “Tratado del Calendario”, poniendo en juego no solo los conocimientos de astronomía, también los de geometría y matemáticas. Leer a Alfarabi, Algazali y Saadiá le sirvió para aumentar su saber y enriquecer aun más su mundo interior.

Peligros y peregrinaje

En la ciudad de Fez dominada por fanáticos almohades, los Maimon encontraron a la comunidad en estado de gran temor, Abd-el-Mumín, temible almohade, un califa con cierta afición por las actividades científicas e intelectuales concedió la autorización a la familia por todas sus condiciones morales e intelectuales para continuar profesando el judaísmo. Por esa época la comunidad para salvar su vida practicaba la conversión o se entregaba a la muerte. El joven sabio dirigió una “Carta de Consuelo” a sus correligionarios como un modo de darles ánimo y aliento frente a las difíciles y penosas circunstancias que les tocaba soportar a una autoridad rabínica planteó que el suicidio era la única alternativa antes que aceptar la conversión forzada. Maimónides en profundo desacuerdo con este mandato escribió un largo escrito denominado “Carta de Conversión” que es una síntesis muy apretada de sus opiniones y pensamientos que expresaría posteriormente en sus obras más importantes, refutando ácidamente lo que consideraba una instigación al suicidio.
Tampoco acepta la posición del converso con la práctica a escondidas del judaísmo. Sostiene que se debe sobrellevar momentáneamente el problema pero que la única solución a la conversión es el exilio, no se debe vivir donde no puede practicarse libremente el judaísmo.
También la familia Maimón cayó en desgracia, por lo que ante el peligro eminente, se marchó a Palestina, dominada entonces por los Cruzados, y que se hallaba en un período de gran decadencia de la vida judía, lo que determinó que luego de una peregrinación a los lugares santos hebreos se fueran a Alejandría en Egipto.

Producción de un obra notable. Nuestra Herencia.

Allí Maimónides tuvo que comenzar a trabajar como médico, tras la trágica muerte de su hermano menor, David, que lo sustentaba económicamente, cuando se hundió con su barco cargado de mercancías frente a las costas de la India.
Maimónides había quedado en la ruina. Los sufrimientos que padeció, las necesidades económicas que le obligaron a trabajar muy duramente, las pérdidas de los seres amados, templaron y suavizaron su temperamento, permitiéndole comprender como médico, que las enfermedades del alma alcanzan al cuerpo y que hay una unidad en el individuo, entre cuerpo y espíritu que no puede ser ni desconocida ni desatendida. Una de las premisas básicas en el judaísmo es el cuidado del cuerpo y de la salud, física y psíquica.
Creía en sus capacidades proféticas por provenir de una familia que suponía haber heredado esa condición por lo que consideraba su deber ayudar y proteger a su pueblo. Adhería totalmente a la racionalidad expresada en la filosofía aristotélica y consideraba que debía ser utilizada para mejorar la calidad de las creencias y de la observancia judías por lo que hizo, impulsado por su temperamento metódico y sistemático, una compilación y ordenamiento de la legislación talmúdica a la que consideraba oscura y tortuosa. Por eso escribió Mishné Torá, para que cualquier judío que tuviera un problema pudiera entender las cuestiones halájicas sin tener que recurrir a los sabios y doctores de la Ley que a menudo abusaban de su poder y organizó un sistema de creencias que determinaron la existencia judía.

El judaísmo actual y el legado de Maimónides

Escribió la “Guía de los Perplejos”, Moreé Nevujim, para aquellos que suponían que la racionalidad y el conocimiento no eran compatibles con la existencia de Dios. En toda esta cuestión, el empeño de Maimónides fue que el judaísmo fuera una religión racional, ajena a la credulidad, la ignorancia y pensamiento mágico tan extendidos en Oriente y Occidente. Maimónides rechazaba la posibilidad de que la astrología permitiera adivinar el futuro o la suposición de que era posible conocer el designio divino sobre el destino humano, para evitar la creencia del judaísmo en la predestinación. Su temor era que los judíos cayeran en el oscurantismo y la pasividad de quienes suponían que todo su futuro quedaba fuera de su acción y de su alcance.
Tenía un profundo desprecio por las supercherías y fábulas en que cristianos y musulmanes estaban sumidos, porque las divisiones políticas que se establecieron en el antiguo imperio islámico y las luchas y guerras en que se hallaban enzarzadas las diversas facciones islámicas, había dado lugar a la declinación de su magnífica cultura.
Maimonides es una gloria del judaísmo, su legado es universal; amado y respetado por el mundo musulmán de su tiempo y reivindicado como un genio español por la Península Ibérica, siempre se consideró un judío andaluz, sin embargo nunca hubo para él nada mas importante que la grandeza y continuidad los suyos, de su pueblo a quien le dedicó todos sus esfuerzos y desvelos.